Es cierto, muchas personas lo piensan y lo dicen “yo ya no tengo edad”
Esa es la diferencia entre las personas que son viejas (da igual la edad que tengan), están estancadas, sin futuro profesional y que nunca encontrarán la felicidad en la mayoría de los casos.
Muchas personas se centran en que ya tienen una edad en la que ¿cómo voy a cambiar después de tantos años? ¿cómo voy a aprender algo nuevo si no lo voy a utilizar y no me va a servir para nada? ¿cómo voy a cambiar de trabajo si ya soy mayor?
Esto y un largo etcétera de comentarios similares hacen que ciertas personas realmente piensen que tienen una edad en la que ya no pueden cambiar, mejorar, crecer personal o laboralmente y se resignan a lo que tienen, a quedarse donde están aunque tal vez les sepa a poco, pensando que no pueden aspirar a más.
Esto es un error, no existe una edad en la que pararse, en la que dejar de crecer y dejar de intentar de ser felices. Sólo tenemos que apartar nuestras rutinas y todo lo que nos arrastra a un día a día que nos impide ver más allá de lo que tenemos y pararnos un momento a pensar, evaluar, sentir y rediseñar nuestro mundo, nuestra vida, ver si hay algo que podemos modificar, aunque sólo sea un poco, (a veces no se necesita un gran cambio) para ser más felices.
Es cierto que es difícil muchas veces saber qué es lo que queremos, qué nos hace felices cada día y a dónde queremos llegar, buscar una meta, a corto, medio y largo plazo y una vez que la tengamos definida, entonces, dirigir todas nuestras fuerzas y energías hacia ello.
Solamente el pararnos a pensarlo, dedicarnos esos momentos para disfrutar de nuestros sueños, ya nos hará más felices y también nos dará las energías para poner en marcha nuestro proyecto de seguir creciendo, sin acordarnos de qué edad tenemos o si eso es un impedimento para conseguir lo que nos propongamos. Al revés, la edad, nos da la experiencia como apoyo para saber por dónde comenzar.
Así pues, no hay edad para dejar de aprender, para crecer cada día y cuanto más aprendamos, más querremos y más fácil será nuestro camino a la felicidad.
Os animo a aprender cada día algo nuevo y ponerlo en marcha, a crecer personalmente y no rendirnos en la búsqueda de la felicidad
Un saludo
Belén